Todo empezó hace años cuando realicé un viaje al Perú de mochilero, allí
me di cuenta que sería fabuloso recorrer Suramérica en una motocicleta, ya que
se puede interactuar con el ambiente y disfrutar más, cada uno de los hermosos
parajes de nuestro continente, así fui compartiendo mi idea con varios amigos y
muchos se interesaron pero pocos fueron los que realmente tomaron en serio mis
palabras.
Los primeros moteros fuimos Lucho y, Jhon y yo con nuestras respectivas
esposas -Zulma y Beldys-. Con estos aventureros de espíritu empezamos a planear nuestra odisea,
lo primero y más importante era aprender a manejar una motocicleta, lo segundo
era comprarla, pero ¿Cuál motocicleta? ¿Qué cilindraje sería el más adecuado
para viajar? y ¿Cuál para aprender? Finalmente elegimos la motocicleta más
versátil, apropiada y -lo más importante- que se ajustaba a nuestro presupuesto:
la Suzuki DL 650 (V Strom).
Estando en la búsqueda de la moto, a nuestro amigo Jhon le llegó un
hermoso regalo que lo hizo dejar de lado el proyecto: nació su pequeña bebe, y
era pegarle un coche a la moto o no ir. Y adivinen qué, no va a ir, igual
estamos seguros que nos acompañaran de corazón con su familia.
Finalmente, compramos las muñecotas Lucho y nosotros, pero todo el mundo
decía que estábamos locos por montarnos en una moto de alto cilindraje sin
haber hecho “la escuela” -como dicen los moteros-; pero acá estamos un año
después de haberlas comprado tratando de iniciar nuestra aventura y gracias a
Dios sin ningún accidente serio a cuestas, con algunos rasponcitos de las
caídas que han tenido las muñecas, nada grave, y con algunos miles de
kilómetros en nuestro haber.
Con el tiempo, se unió Juan Camilo quien ya tenía experiencia como
motero, pero su inconveniente más serio era que su moto una Fazer 150 no
respondía a las condiciones que planteaba el viaje. Así, después de meditarlo varios meses con la almohada se decidió por
una Suzuki Gs 500 y solucionado el problema.
Finalmente a nuestro heterogéneo grupo se unió Ana María, quien aunque
nunca se había montado en una moto en su vida,
se enamoró de la idea desde que la escuchó y después de una rodada ya no
se quiso bajar.
Así se completó el grupo, 5 compañeros en tres
motocicletas, de ahí el nombre Moteros
5/3.
Luego de estar reunidos: ¡A definir la ruta! Nuestro primer y optimista
objetivo era Buenos Aires, qué ingenuos éramos en ese entonces, luego de hacer
un viaje de 380 km a Santander nos dimos cuenta que ese kilometraje sería lo más
adecuado para hacer en un día de viaje para poder llegar con algo de nalgas a
Colombia, y con los días con que contábamos -37 en total- teníamos que
replantear la ruta. Pensamos luego hasta Jujui (Argentina) y de ahí pasar a
Antofagasta (Chile) para subir por toda la costa de vuelta hasta Colombia pero
tampoco nos alcanzaba el tiempo si queríamos conocer todo lo interesante que
tienen estos países, por lo que finalmente optamos por la ruta hasta Tiahuanaco
(Bolivia), pasando por Machu Pichu, y El lago Titicaca para posteriormente
subir por toda la costa Peruana y Ecuatoriana.
Nuestra ruta: