Día 2: Directo Pasto e intermedias | Moteros 5/3

domingo, 9 de diciembre de 2012

Día 2: Directo Pasto e intermedias

8/Diciembre/2012


Debido a la celebración de velitas la salida no fue tan mañanera, luego de tomar un delicioso y nutritivo desayuno incluyendo costillitas y chorizos que habían quedado de la noche anterior, tomamos rumbo hacia a la Ciudad Blanca, dónde llegamos a eso de las once de la mañana. Allí las fotos de rigor y algo de merienda ya que nos habían advertido que no paráramos en la ruta de Popayán a Pasto puesto que es una zona de riesgo por el orden público.


Tomamos carretera a la 1pm. y nuestra ¡Gran Panamericana!... Apareció. Hay razón que nuestros vecinos se traten de apropiar de nuestro territorio, si la carretera que nos conecta directamente con los otros países parece más bien una trocha en algunos tramos: por favor señores gobernantes metámosle el hombro a las vías y mostremos otra cara de nuestro país.

Finalmente, seguir el consejo -que nos dieron- de no parar fue imposible por dos razones una el impresionante paisaje de nuestras cordilleras y otra que Ana María en medio de una maniobra vertiginosa por capturar el mejor momento botó su cámara fotográfica y nos tocó parar a buscar las partes por todo el asfalto, logrando rescatarla casi intacta: la batería se perdió.


Y ya cuando estábamos culminando la segunda etapa, apareció el ingenio de los últimos concesionarios de la vía, a quienes parece  no agradarles los motociclistas, por esto diseñaron una trampa en lugar de un paso de peaje, y nuestro compañero Lucho lamentablemente cayó en ella; por fortuna sin consecuencias graves para él o Ana pero sí para su caballito de acero que sufrió una dobladura en el freno de pie y una de sus maletas se quebró.


Ya en Pasto después de buscar como por una hora y media encontramos un hotel, que es recomendable para los viajeros de bajo presupuesto como nosotros se llama San Agustín y maneja precios muy cómodos y es agradable y limpio  –no tiene parqueadero pero existen varios cercanos y… cuidado con las llaves de los lavamanos Ana partió una-.

Después de instalarnos en el hotel, ¡a comer Cuy! –obviamente- era algo infaltable en nuestra visita a Pasto, y la verdad estuvo muy bueno.

La entrada dos de este blog la escribimos hasta hoy ya que cuando llegamos al hotel caímos como piedras.

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