18/Diciembre/2012
La mañana nos sorprendió con una
hermosa frase que estaba en el individual del restaurante donde tomábamos el
desayuno (incluído en el precio del hostal) “El mundo está en las manos de aquellos
que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de vivir sus sueños”; la que nos llenó de orgullo
y motivación al saber que estábamos corriendo ese riesgo.
Otra vez haciendo uso de nuestro
GPS abandonamos Lima sin contratiempos, como siempre el viento hizo su
aparición pero ésta vez acompañado de una lluvia de arena que fué todo un
espectáculo para la vista, aunque no tanto para nuestros pulmones ya que
literalmente comimos arena.
De camino, pasamos por la zona de
los viñedos y por un pueblito llamado Pisco de donde es originario el famoso
licor peruano; allí Ana encontró algo que se llama mistela pero esta no era
como la que prepara su mamá, sino que era una especie de vino dulce.
A pesar del viento y la arena nos rindió bastante y llegamos a Nasca. A la mitad de la tarde, nos encontramos con las famosas y misteriosas líneas, unos 20 km antes de la parte urbana, donde está ubicada una torre que sirve de mirador, y allí una fila de japoneses que por dos soles estaban ascendiendo a la cúspide para deleitarse tomando fotografías, que al parecer es uno de sus mayores placeres; nosotros obviamente tampoco nos resistimos e hicimos el ascenso, al llegar al punto más alto nos sentimos un poco decepcionados pues sólo se observan dos de las famosas figuras (manos y árbol); que la verdad sí son muy misteriosas.
A pesar del viento y la arena nos rindió bastante y llegamos a Nasca. A la mitad de la tarde, nos encontramos con las famosas y misteriosas líneas, unos 20 km antes de la parte urbana, donde está ubicada una torre que sirve de mirador, y allí una fila de japoneses que por dos soles estaban ascendiendo a la cúspide para deleitarse tomando fotografías, que al parecer es uno de sus mayores placeres; nosotros obviamente tampoco nos resistimos e hicimos el ascenso, al llegar al punto más alto nos sentimos un poco decepcionados pues sólo se observan dos de las famosas figuras (manos y árbol); que la verdad sí son muy misteriosas.
Después de esto nos dirigimos al
pueblo y ya allí a buscar donde quedarnos, cerca del centro encontramos el
hotel La Encantada que la verdad estaba de lujo, buen precio, internet, garaje y
las habitaciones cómodas y limpias, lo único malo fue que fuí acusado de
tentativa de homicidio de un cactus adulto, ya que dando reversa, con la moto
arrollé una matera que tenía una señora en la calle y splash el cactus salió
volando; en fin el chistecito me costó 30 soles.
Luego de instalarnos y ponernos
algo más presentable, fuimos a dar el respectivo tour por la Plaza de Armas y
sus alrededores. Como queríamos tomar una avioneta para ver todas las líneas
fuimos a una agencia de turismo pero nos sacaron corriendo de allí con los
precios que nos dieron, ya que el vuelo más barato costaba 85 dólares mas un
impuesto de 20 dólares y así por el estilo eran los demás que ofrecían, un poco
desanimados por los costos nos dirigimos a hacer algunas compras de souvenirs
sobre las líneas y a tomarnos fotos en el parque donde estaban representadas
las más conocidas ya que en conclusión, no íbamos a volar.