Día 10: Directo Lima | Moteros 5/3

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Día 10: Directo Lima


16/Diciembre/2012
La idea de este día era salir temprano para poder llegar a Lima a ver la final de fútbol Colombiano; entonces el recorrido no tenía paradas programadas, aunque es inevitable detenerse a estirar las piernas o los brazos para no estar todo el día en la misma posición, el paisaje adivinen… ¿cual fue? Si. ¡muy bien!... desierto y vientos huracanados a la orden del día.

El desayuno fue en el hotel; bueno, menos el de Lucho que no toma nada pesado en la mañana para no engordarse -jajaja-. Salimos de Chimbote acompañados de un delicioso hedor a pescado salado e intenso que la verdad no sé cómo se lo aguantan las personas que viven allá, por fortuna no es en toda la ciudad; pues el día anterior no lo percibimos cuando llegamos.


Ya de camino, durante una parada técnica de estiramiento y fotografías, nos alcanzó un personaje bastante particular. Un japonés llamado Takahiro Sanui  quien llevaba diez años trabajando para una compañía y simplemente dijo no más, armó maletas y arrancó su travesía. Lleva 11 meses viajando a lomo de una Suzuki 400 tipo enduro, que pareciera como si se fuera a desbaratar, con unas alforjas raídas por el uso, una cámara encima de su casco para registrar sus aventuras y un espíritu libre como el mismo viento del desierto. Hmmm… ¿Y nosotros nos hacemos llamar aventureros?  Su viaje inició en San Francisco, EEUU y va a terminar quién sabe cuándo, pues tiene planeado bajar hasta Argentina, enviar desde allí su moto en avión a Europa para recorrerla toda y luego volver a casa.



Con Takahiro rodamos hasta Lima, nos contó algunas historias compartiendo unos trozos de mango -cultivados en el desierto- que compramos a la orilla de la ruta. Lo que me recuerda que durante el camino vimos diversos cultivos en el desierto: caña, mangos, yuca, totora, tomate, entre otros de clima cálido, que nos trajeron a la mente las palabras de nuestra guía Maritza sobre el uso de sistemas de riego similares a los que tenían las antiguas culturas peruanas. En fin, nuestro nuevo compañero, nos acompañó hasta que conseguimos hostal y luego partió donde un amigo suyo quien le tenía preparado hospedaje y lo ayudaría con la reparación de su motocicleta. Así que desde aquí ¡un saludo y feliz viaje!


Ya en Lima, nuestro GPS otra vez nos sacó de apuros (gracias a mi hermano por habérmelo prestado y también a mi esposita que se ha convertido en una experta navegadora) la verdad ha sido súper útil y ya no tenemos que parar a estar pidiendo indicaciones.

Este día fue de contrastes, primero me pasó un incidente con la moto que me dejó con el ánimo por el suelo, pues se me cayó de la manera más estúpida del mundo. Estando parqueado esperando para ingresar al hostal, se me ocurrió la brillante idea de bajarme, pero como por el lado izquierdo venían carros, traté de hacerlo por el otro lado (lado que no tiene soporte de apoyo) y no sé cómo carajos se me enredó un pie e impulsé la moto hacia el lado derecho y ¡¡¡splash!!! Al suelo, pero no sin antes golpear contra la parte trasera de un carro y ante mis ojos atónitos se destruyó el cortavientos (Cúpula, Visor, o Panorámico) inferior, por fortuna el superior no se alcanzó a romper. Tocará mirar mañana cómo adaptarlo.

Después de esto, buscamos almuerzo-cena y la forma de ver el partido de la final de fútbol colombiano. Nos decidimos por un restaurante de la calle de las Pizzas, ubicada en el parque Kennedy en Miraflores; seguimos probando la comida peruana: comimos causa de pollo (puré de papa amarilla relleno de pollo), parihuela (un tipo de sopa con mariscos) y anticuchos (pinchos de corazón de res); las niñas no tocaron nada que tuviera pescado ni en el nombre, por aquello de los malestares estomacales. Como toda la comida peruana, estuvieron buenísimos; aunque concluimos que algunos no son para todos los gustos, como fue el caso de los anticuchos. Y al cierre de la velada… llegó una inmensa alegría que borró cualquier otra dificultad, ya que mi equipo del alma se coronó campeón después de más de veinte años de sequía ¡Gracias muchachos por esa alegría! aunque me dolió no haber estado en Bogotá para celebrar este triunfo, les comparto que para mí fue toda una odisea encontrar wi-fi y ver el partido por internet, pero finalmente se logró acompañar al azul en esta gran victoria.

El hostal estuvo bien por ubicación y precio aunque era un dormitorio compartido. Debido a los arreglos que hay que hacerle a la moto decidimos quedarnos un día más en Lima. Pero el día no podía cerrarse sin una pequeña pero sentida celebración  de la estrella 14, por lo que cerramos el día tomándonos una cervecita en honor de Millonarios ¡Salud!  

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