26/Diciembre/2012
Ya plenamente recuperados del
guayabo -aunque no del mal de altura- partimos para Bolivia, un poco prevenidos
pues nos habían dicho que los bolivianos no eran muy amables y que la policía
era algo corrupta -menos mal eso no pasa sino en Bolivia-.
El trayecto fue casi plano pues
estábamos bordeando todo el lago y habían unas pampas larguísimas que incitaban
a meterle la patica, fue ahí donde apareció la valerosa policía peruana -ya
casi saliendo pero bueno ni modos- por exceder los límites de velocidad.
Finalmente llegamos a la frontera
peruano boliviana por el lado de Copacabana, que es la menos transitada ya que
existe otra frontera -Desaguadero- por la que pasa la mayoría de las personas, suponemos
que por esto es que algunos funcionarios son un poco relajados y sin afanes,
además que no les gusta trabajar demasiado; en resumidas cuentas haciendo la
salida de la moto del lado peruano y sin tener más personas en fila duramos
como una hora, caso contrario en Bolivia que fueron como cinco minutos.
Y 10 minutos después… ¡llegamos a
Copacabana – Bolivia! que también es una playa pero nada que ver con Brasil,
acá los únicos bikinis que se ven están en las revistas -jaja-.
Copacabana es una especie de pueblito
hippie muy agradable y con una vista inigualable del lago, pero de acuerdo con
las recomendaciones efectivamente algunos Bolivianos no son muy amables, por
ejemplo no se puede regatear como en todo lado porque les da como mal genio.
Nos instalamos en un hotel muy
bonito al lado de la playa del lago, Lucho llego directo a dormir pues estaba
cada vez peor -la verdad ya nos preocupaba bastante-, nosotros salimos a dar
una vuelta por el poblado, ya que queríamos conocer un poco y hacer bendecir
las motos al otro día, pues Copacabana es como el Bojacá de Colombia así que
visitamos la iglesia que parece más bien una mezquita y adicionalmente tiene
una parte bastante lúgubre denominada capilla de la velas.
Luego, cuando fuimos a comprar
algunas cosas empezamos a ver que todo el mundo empezó a cerrar los negocios y corrían
preocupados diciendo que ya venía la marcha; las calles quedaron desiertas con nosotros
en la mitad sin saber lo que pasaba, por lo que mejor decidimos devolvernos al
hotel y de camino nos enteramos que la razón del cierre era que la comunidad
estaba revocando el mandato al alcalde y los concejales, por lo que todos los
propietarios de negocios debían asistir a la marcha pacífica, pues si no asistían
les apedrearían sus casas.