27/Diciembre/2012
La idea original era ir a
Tiahuanaco -lugar arqueológico de la cultura Tiahuanaco- pero ya en Copacabana
nos dijeron que teníamos que ir primero a la Paz para poder llegar allá,
también existía la posibilidad de ir a las islas del sol y la luna pero el tour
implicaba quedarnos todo el día y Lucho ya estaba de muerte, como no había
podido dormir tenía cara de puro extra de thriller, por lo que teníamos que
bajar si o si.
Para completar, a Ana le
celebraron el día de los inocentes por anticipado: le robaron la billetera con
todos sus papeles y algo de dinero. Resumiendo Bolivia no nos trato muy bien
que digamos, por lo que decidimos sólo esperar para la bendición de las motos
que era a las diez de la mañana y regresar.
La bendición fue muy curiosa pues
toda las personas decoran sus carros con un montón de guirnaldas, flores y
tiras de papel, además les echan trago por encima después de la bendición -eso
debe ser para que no les pase nada cuando manejan borrachos, jiji-; nosotros al
estar entretenidos hablando con un grupo de personas sobre el viaje no tuvimos
tiempo de decorar las motos, pero igual éstas y nosotros recibimos la bendición
de la Virgen de la Candelaria patrona de Bolivia.
Mientras tanto Ana estaba
presentando la denuncia por la pérdida de sus papeles en una estación que
parecía atendida por Cantinflas más que por policías de verdad, pues le tocó
dar como tres veces la versión de los hechos puntualizando en cosas cómo que
había comido ese día.
Partimos de Bolivia con las ganas
de llegar a Arequipa, haber si bajando la altura mejoraba la salud de Lucho, lo
que nunca imaginamos es que el camino no bajaba sino que subiría aún más. La salida fue un caos pues tenían cerradas las
vías de acceso al pueblo con árboles y piedras debido a las manifestaciones
contra el alcalde, pero por lo angosto de las motos pudimos hacernos espacio, o
de lo contrario quien sabe cuántos días hubiéramos estado atrapados allí.
Ya en la frontera, otra vez a
lidiar con el funcionario perezoso y con la policía boliviana que intentó
meternos a la estación para sacarnos plata, menos mal ya nos habían advertido
de esto y apenas tuvimos el sello de salida pasamos la frontera y listo. El
camino de regreso a puno lo hicimos a menos de 90 km/h por aquello de no dar
papaya.
Cuando cogimos camino hacia Arequipa
nos dimos cuenta que eran como 150 km a mas de 4500msnm de altura; menos mal el
día estuvo despejado y los paisajes como de postal, pero el frio sí que me lo
envuelvan ¡casi nos tullimos! A mí me toco parar en un tramo pues tenía
dormidas las manos y ya no podía casi maniobrar la moto, otra vez por fortuna a
los pocos kilómetros apareció una tiendita con té de coca para recuperarnos un
poco.