7/Diciembre/2012
Finalmente empezó la aventura, con mucho pesar
tuvimos que dejar atrás a uno de nuestros moteros, ya que su caballito de acero,
su compañera más fiel presentó problemas técnicos serios un día antes de
iniciar la travesía.
Con caras largas y un sentimiento de ausencia en el aire, partimos de Bogotá antes de que el gallo se despertara.
Ya en la ruta algunas paradas para despedidas de familiares, luego el desayuno
con sanduchitos hechos en casa, y con
las pilas puestas enfilamos llantas hacia Cajamarca.
Durante el camino nuestro
primer encuentro con nuestros valerosos agentes de la ley, son unos héroes recogiendo
plata para los niños pobres “se pasó en doble línea hermano y usted sabe yo
no me le quiero tirar el viaje pero colabóreme también para poder ayudarle” en resumidas cuentas tocó darle
cincuenta mil razones para poder continuar.
Ya en Cajamarca parada para estirar piernas y nuestro primer incidente técnico. “Se le apretaron todos los tornillos patrón” me dijo el mecánico de Suzuki y tan solo 200 km después ¡¡splash!! se desprende nada más ni nada menos que la palanca de los cambios; lo bueno fue que sólo era una tuerca floja señor mecánico, solucionado el impase a afrontar el Alto de la Línea.
Mítico alto del que todo el mundo
al escucharlo menciona “ojo con la línea,
que eso es re peligroso”. Efectivamente, además que no se puede andar a mas de
30 km/hora, se encuentra uno de vez en cuando con los hermanos de Hannibal Lechter
montados en una tractomula quienes creen que están jugando a estripar personas
con su aplanadora de 24 ruedas pero por lo demás genial la línea.
Luego almuercito en Armenia hummmm! delicioso y sin incidentes hasta Cali donde nos recibió el primo de mi esposa muy bien, con asadito de velitas y todo……ya se les contaran los detalles.