El día empezó con un muy buen desayuno en una estación de servicio, tardecito como siempre. Todo presagiaba una excelente jornada y efectivamente lo fue, tomamos la ruta 35 sur (Panamericana) y qué excelente vía, eso sí rodamos todo el tiempo a menos de 100 km/h pues hay muchísimos puestos de control de velocidad.
Llegamos a Quito a eso de las 12
y luego de dar tumbos de un lado a otro debido a las indicaciones de la gente -las
y los ecuatorianos son excelentes personas pero no saben dar indicaciones o
nosotros no supimos entenderlas-, arribamos al Monumento de la Mitad del Mundo:
latitud 0.
Es oficial: Ya estamos al sur del continente.
Ahí las fotos de rigor, visita al museo,
compra de calcomanías y almuercito en las cercanías del monumento -algo caro
pero estuvo bueno-.
Salimos del monumento casi a las
cinco de la tarde a buscar hotel y a sufrir otra vez con las indicaciones, pero
fue en ese momento donde apareció nuestro benefactor: Luis Felipe Arguello,
quien estando en un cruce -montado en nada menos que una KTM 990 Adventure- al
vernos “un poco” perdidos se acercó a nosotros y ofreció llevarnos a un hostal
que él conocía, al principio el recelo propio de los colombianos apareció, pero
finalmente aceptamos.
El hostal El Cafecito -que nos
recomendó- es excelente, muy bien ubicado a tan solo unas cuadras de la “zona
rosa” de Quito conocida como Plaza Foch, lugar que conocimos después de
instalarnos en el hotel. Allí intercambiamos historias de vida al calor de unos
mojitos y nuestro amigo terminó siendo un motero de vieja escuela que se ha recorrido casi todo el continente en motocicleta, fue tanta la empatía que decidió
acompañarnos al otro día en parte de la ruta por lo menos hasta la salida de Quito,
ya que teníamos pico y placa es decir que teníamos que estar fuera de la periferia de
la ciudad antes de las siete de la mañana…