Moteros 5/3: Máncora
Mostrando entradas con la etiqueta Máncora. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Máncora. Mostrar todas las entradas

lunes, 17 de diciembre de 2012

Día 8: Directo Chiclayo e intermedias


14/Diciembre/2012
Las cervezas del día anterior nos dieron duro, pero igual nos levantamos dispuestos a llegar a Chiclayo lo más pronto posible.

El recorrido en la mañana fue más bien tranquilo, paramos a desayunar delante de Máncora en un paradero de camiones, en ese momento Lucho y yo ya casi volvíamos del país de las sombras, (que guayabo). El desayuno fue poco -como era de esperarse en nuestras condiciones- pero eso si acompañado de una gaseosa dos litros y una jarra de limonada, porque qué sed la que hace en el desierto -más la resaca, jajaja-.

Creíamos que ya conocíamos el viento del desierto, qué equivocados que estábamos. Tomamos el desierto nuevamente y fue ahí donde apareció el famoso viento del que hablan en internet los moteros que han hecho este viaje, es algo de locos, parece que el casco quisiera salir volando de la cabeza, todo el tiempo nos tocaba llevar la moto inclinada hacia el lado opuesto al viento y cuando se adelantan camiones viene la mejor parte: al principio el camión corta la corriente de viento produciendo una succión hacia él y cuando uno lo pasa retoma la corriente, lo que empuja la moto al otro lado, requiriéndose hacer fuerza para volver al carril y además no salirse de la vía.

En fin, con todo y esto el paisaje es indescriptible, una imagen digital no captura la majestuosidad y la belleza que nos brinda el desierto, esa danza constante de la arena formando hermosas dunas que viajan como nómadas eternos siguiendo siempre la dirección del viento, los colores de diversos tonos que van del ocre al rojo, contrastados con el azul infinito del cielo, es una vista que quedará grabada en nuestras mentes por siempre.

También entre la belleza del paisaje y a pesar de las condiciones tan difíciles que se presentan para vivir en un desierto, pudimos divisar en el camino pequeños pueblitos casi tapados por la arena, donde habitan personas, que la verdad ni idea como sobrevivirán allí.

Nos rindió bastante, estuvimos en Chiclayo también llamada la “Ciudad de Amistad” como a las tres de la tarde. Durante el camino una abeja se suicidó contra el brazo de Beldys, no sin antes dejarle su recuerdito y por si no fuera poco con su malestar digestivo ahora tenía un piquete de abeja.

Conocimos el centro de la ciudad ya que quedamos hospedados cerca de la Plaza de Armas, en el Hotel Oasis al que muy amablemente nos guió un taxista muy pintoresco, que nos sacó más de una sonrisa. Es una ciudad bastante tranquila, no muy grande pero en materia de fotografía parece que está muy bien surtida, por fin encontramos el filtro para el lente de nuestra cámara, pues lo habíamos buscado como locos en cuanta ciudad grande habíamos pasado y nada; pero allí sin estarlo buscando apareció, además la batería de la cámara de Ana, quien pudo comprobar con mucha felicidad que todavía funcionaba.

En este día no hubo copas antes de dormir, por obvias razones.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Día 7: Directo a descansar en Máncora


13/Diciembre/2012

Hoy no tomamos carretera, simplemente a descansar en la playa, aunque teníamos pendiente una revisión de las muñecas en la mañana Lucho y yo, tocó ponernos el overol y hacerles mantenimiento de rutina (apretada de tuercas, engrase y tensión de cadena).

Beldys amaneció enferma del estómago, creo que el cambio de comida no les ha favorecido a las mujeres del grupo, menos mal era día de descanso. Ya en la tarde salimos a pasear por Mancora para averiguar hostal para el 31 de Dic, que lo pensamos pasar allí, pero nos desalentaron un poco los precios, según parece todo Perú se va por estas fechas a pasar el fin de año allá por lo tanto los precios se disparan, así que no sabemos si podamos pasar las fiestas de fin de año en Mancora.


Después a disfrutar de la gastronomía en la playa con un delicioso Chupe de langostinos, como no, acompañado por una Cusqueña, siiii!!!!. Después tocaba probar el Pisco Sour, y otra cusqueña y en fin se fueron consumiendo las botellas como diría “el Chente” jeje.

Ana no se acordó que por lo general cuando sale el sol la piel se puede quemar, por consiguiente ahora exhibe un hermoso color de camarón a la plancha. En la noche nos entregaron la ropa limpia, menos mal encontramos una lavandería porque ya olíamos a francés.

Disfrutando del fiestero ambiente del Loki, Lucho y yo cerramos este gran día con unas cuantas cervezas más…


Te gusto el Blog. Compártelo con tus amig@s: