Moteros 5/3

sábado, 12 de enero de 2013

Día 22: Directo a Nazca

28/Diciembre/2012
Nuestra meta para este día era alta pues queríamos hacer casi 600 km hasta Nazca, pero además de eso teníamos que mandar hacer el cambio de aceite de las motos, y como Arequipa es una ciudad bastante grande –la segunda ciudad de Perú de acuerdo con la guía de Lonely Planet-, pensamos que allí podríamos hacerlo fácilmente.

Dimos vueltas toda la mañana con Lucho y no encontramos nada, no hay tienda ni taller de Suzuki, ni nadie vende el filtro del aceite; además de eso una de las llantas de la moto de lucho estaba pinchada y nadie quería despincharla, pues no tenían tacos o simplemente no se les daba la gana, finalmente nos tocó despinchar a nosotros y pagar sólo porque nos prestaran el gato. Lo del aceite toco esperar hasta Lima.
  
Mientras tanto… Ana y yo -Beldys- fuimos a dar una vuelta por el centro de Arequipa. De camino el taxista nos contó que las construcciones tradicionales como las que íbamos a ver en la plaza de armas son en sillar –no piedra-, un material volcánico de color blanco bastante resistente y que se deja tallar, por eso Arequipa es conocida como “La Ciudad Blanca”; también nos dijo que los picos nevados que veíamos -muy hermosos por cierto- no eran nevados sino volcanes y que por favor no fuéramos a llamar al sillar piedra ni a los volcanes nevados porque en eso eran muy delicados los arequipeños.
Una vez llegamos a la Plaza de Armas, quedamos sorprendidas por su belleza, tomamos las fotos de rigor e intentamos ingresar a la iglesia pero nos dijeron que estaban en misa y el turismo tenía que esperar. Así que decidimos darnos una vuelta por el museo de la “momia”, que tampoco es tal sino el cuerpo congelado de una niña Inca, como nos explicaron durante el recorrido. A Juanita –como decidieron llamarla- la encontraron en 1995 en el volcán Ampato a unos 6380msnm, los investigadores creen que ella fue una Capac Cocha -elegida- ofrendada al dios Apu de la montaña; ya que se cree que en esa época el volcán Misti -ubicado enfrente del Ampato- estaba activo y los indígenas tal vez esperaban calmarlo.
La verdad, no se me ocurre que decir de Juanita aparte de que es ¡impresionante! e invitarles a visitar este museo. Allí nos enteramos que Juanita no es la única que ha sido encontrada –si la mejor conservada- sino que existen otras 14 “momias” de los andes -7 en Perú-. En el recorrido se pueden observar elementos intactos que encontraron con los cuerpos uno de ellos es el manto que cubría a Juanita elaborado a dos colores: rojo y blanco, que nos informaron son los colores del imperio Inca simbolizando el rojo la realeza y el blanco la divinidad, los que en el manto de Juanita curiosamente se encuentran organizados como la bandera del Perú –dos franjas rojas a los costados y al centro el blanco-.

De este museo no tenemos fotos porqué está prohibido el ingreso de cualquier aparato electrónico o fotográfico.

Almorzamos a la salida de Arequipa como a las dos de la tarde y solo teníamos seiscientos kilómetros por delante, así que a ¡¡¡rodar!!! De camino los paisajes mas psicodélicos que he visto, esto no se puede capturar con una fotografía, era algo muy hermoso, por un lado el atardecer en el mar de varios colores en frente del desierto blanco y por otro las montañas casi negras con unas nubes rojas que parecían llamas en el horizonte. Era algo de locos, creo que ni en los cuadros de Dalí se puede ver algo tan surrealista ¿será porque era real?

Rodamos toda la tarde y gran parte de la noche. Finalmente, casi a las nueve de la noche, llegamos a Nazca; fue una ruta muy bonita pero agotadora. Nos hospedamos en el mismo hotel que de ida, apenas llegamos alguito de comer y caímos como piedras.

viernes, 11 de enero de 2013

Día 21: Directo a Arequipa

27/Diciembre/2012

La idea original era ir a Tiahuanaco -lugar arqueológico de la cultura Tiahuanaco- pero ya en Copacabana nos dijeron que teníamos que ir primero a la Paz para poder llegar allá, también existía la posibilidad de ir a las islas del sol y la luna pero el tour implicaba quedarnos todo el día y Lucho ya estaba de muerte, como no había podido dormir tenía cara de puro extra de thriller, por lo que teníamos que bajar si o si.

Para completar, a Ana le celebraron el día de los inocentes por anticipado: le robaron la billetera con todos sus papeles y algo de dinero. Resumiendo Bolivia no nos trato muy bien que digamos, por lo que decidimos sólo esperar para la bendición de las motos que era a las diez de la mañana y regresar.
 
La bendición fue muy curiosa pues toda las personas decoran sus carros con un montón de guirnaldas, flores y tiras de papel, además les echan trago por encima después de la bendición -eso debe ser para que no les pase nada cuando manejan borrachos, jiji-; nosotros al estar entretenidos hablando con un grupo de personas sobre el viaje no tuvimos tiempo de decorar las motos, pero igual éstas y nosotros recibimos la bendición de la Virgen de la Candelaria patrona de Bolivia.

Mientras tanto Ana estaba presentando la denuncia por la pérdida de sus papeles en una estación que parecía atendida por Cantinflas más que por policías de verdad, pues le tocó dar como tres veces la versión de los hechos puntualizando en cosas cómo que había comido ese día.

Partimos de Bolivia con las ganas de llegar a Arequipa, haber si bajando la altura mejoraba la salud de Lucho, lo que nunca imaginamos es que el camino no bajaba sino que subiría aún más.  La salida fue un caos pues tenían cerradas las vías de acceso al pueblo con árboles y piedras debido a las manifestaciones contra el alcalde, pero por lo angosto de las motos pudimos hacernos espacio, o de lo contrario quien sabe cuántos días hubiéramos estado atrapados allí.


Ya en la frontera, otra vez a lidiar con el funcionario perezoso y con la policía boliviana que intentó meternos a la estación para sacarnos plata, menos mal ya nos habían advertido de esto y apenas tuvimos el sello de salida pasamos la frontera y listo. El camino de regreso a puno lo hicimos a menos de 90 km/h por aquello de no dar papaya.  

Cuando cogimos camino hacia Arequipa nos dimos cuenta que eran como 150 km a mas de 4500msnm de altura; menos mal el día estuvo despejado y los paisajes como de postal, pero el frio sí que me lo envuelvan ¡casi nos tullimos! A mí me toco parar en un tramo pues tenía dormidas las manos y ya no podía casi maniobrar la moto, otra vez por fortuna a los pocos kilómetros apareció una tiendita con té de coca para recuperarnos un poco.

 Llegamos a Arequipa como a las ocho de la noche congelados, con ganas de algo caliente y a dormir.

miércoles, 9 de enero de 2013

Día 20: Directo a Copacabana - Bolivia


26/Diciembre/2012
Ya plenamente recuperados del guayabo -aunque no del mal de altura- partimos para Bolivia, un poco prevenidos pues nos habían dicho que los bolivianos no eran muy amables y que la policía era algo corrupta -menos mal eso no pasa sino en Bolivia-.

El trayecto fue casi plano pues estábamos bordeando todo el lago y habían unas pampas larguísimas que incitaban a meterle la patica, fue ahí donde apareció la valerosa policía peruana -ya casi saliendo pero bueno ni modos- por exceder los límites de velocidad.


Menos mal los amables policías después de insistirles mucho nos hicieron el “favor” de dejarnos seguir, pero ellos no se contentaron con cincuenta mil razones como los colombianos sino que tocó darles trescientas mil razones y recibir la advertencia de que si los denunciábamos nos buscarían hasta la frontera y nos llevarían presos. Eso sí también nos advirtieron que tuviéramos mucho cuidado con la policía Boliviana porque allá si eran corruptos.


Finalmente llegamos a la frontera peruano boliviana por el lado de Copacabana, que es la menos transitada ya que existe otra frontera -Desaguadero- por la que pasa la mayoría de las personas, suponemos que por esto es que algunos funcionarios son un poco relajados y sin afanes, además que no les gusta trabajar demasiado; en resumidas cuentas haciendo la salida de la moto del lado peruano y sin tener más personas en fila duramos como una hora, caso contrario en Bolivia que fueron como cinco minutos.

Y 10 minutos después… ¡llegamos a Copacabana – Bolivia! que también es una playa pero nada que ver con Brasil, acá los únicos bikinis que se ven están en las revistas -jaja-.

Copacabana es una especie de pueblito hippie muy agradable y con una vista inigualable del lago, pero de acuerdo con las recomendaciones efectivamente algunos Bolivianos no son muy amables, por ejemplo no se puede regatear como en todo lado porque les da como mal genio.

Nos instalamos en un hotel muy bonito al lado de la playa del lago, Lucho llego directo a dormir pues estaba cada vez peor -la verdad ya nos preocupaba bastante-, nosotros salimos a dar una vuelta por el poblado, ya que queríamos conocer un poco y hacer bendecir las motos al otro día, pues Copacabana es como el Bojacá de Colombia así que visitamos la iglesia que parece más bien una mezquita y adicionalmente tiene una parte bastante lúgubre denominada capilla de la velas.

Luego, cuando fuimos a comprar algunas cosas empezamos a ver que todo el mundo empezó a cerrar los negocios y corrían preocupados diciendo que ya venía la marcha; las calles quedaron desiertas con nosotros en la mitad sin saber lo que pasaba, por lo que mejor decidimos devolvernos al hotel y de camino nos enteramos que la razón del cierre era que la comunidad estaba revocando el mandato al alcalde y los concejales, por lo que todos los propietarios de negocios debían asistir a la marcha pacífica, pues si no asistían les apedrearían sus casas.

Como quien no quiere la cosa nos tocó irnos muy juiciosos para el hotel y a dormir tempranito.

martes, 8 de enero de 2013

Día 19: Directo a conocer las islas de los Uros


25/Diciembre/2012
La trasnochada y los tequilas no nos permitieron levantarnos antes del medio día. A Lucho la altura le estaba dando duro pues desde que llegamos a Puno tenía dolor de cabeza y malestar general -no valió tomar mate de coca-. En fin, como desde el día anterior le habíamos manifestado al señor del hotel nuestra intención de ir a los Uros -que son unas islas flotantes en las que vive gente-, cuando bajamos a almorzar el señor nos dijo que ya había reservado el tour y que nos recogerían en el hotel a las tres de la tarde.

Luego de desayuno-almorzar en el único restaurante que abrió el 25 de diciembre -en el que por cierto nos toco esperar más de una hora pues estaba lleno- nos recogió en el hotel una “Van” para llevarnos al puerto; allí tomamos una lancha que tenía como guía a un Aymara (habitante de los uros).

Cuando llegamos a las islas nos recibieron los nativos muy amablemente, nos explicaron por que viven allí y como lo hacen. Según dicen, sus antepasados Aymara fueron invadidos por los incas y no les quedo más remedio que huir hacia el lago en embarcaciones de totora para poder sobrevivir; al principio habitaban en estos barcos y posteriormente construyeron las primeras islas artificiales; vivían de la pesca y comían la raíz de la totora, y aun lo siguen haciendo, solo que además también reciben ingresos del turismo y la venta de artesanías. Son un pueblo indígena pre-inca que aún conserva su lengua y gran parte de sus tradiciones.

Posteriormente, nos dividieron por grupos y cada grupo se fue con una familia para su casa, a nosotros nos recibió una viuda y su hija que fueron muy amables con nosotros, contestaron nuestras preguntas, se tomaron fotos y nos mostraron algunas artesanías. La verdad estas personas lo dejan a uno sin palabras pues viven de una manera muy sencilla, pero sus ojos y su forma de ser reflejan una paz interior que uno se pone a pensar si en realidad es necesario tener tantas cosas para ser feliz. La experiencia realmente vale la pena, es muy interesante ir, lamentablemente nos enteramos tarde que uno se podía hospedar allí por un precio barato por eso no lo hicimos -creíamos que el costo era bastante elevado, pero no- y nos hizo falta un poco más de tiempo para aclarar tantas dudas que nos surgieron sobre su forma de vida.

Después de esto llegamos al puerto con un frío ni el berraco, que le causó mucha gracia a una familia de finlandeses que iban con nosotros, pues ellos están acostumbrados a temperaturas de hasta 35° bajo cero y allí a lo sumo estaríamos a menos 2°.

Finalmente, a comer y luego al hotel. Lucho continuaba mal y ya estábamos preocupados pues no podía dormir y tenia escalofríos constantes además de que iba adquiriendo un color blanco-papel y esa noche no sería la excepción.   

Día 18: Directo al lago más alto del mundo: Titicaca


24/Diciembre/2012
Salimos de mañana rumbo a Copacabana  que es un Pueblo Boliviano ubicado a orillas del lago Titicaca a 3850 metros sobre el nivel del mar, nuestra idea era recibir al niño dios en Bolivia, pero cuando llegamos a Puno –última ciudad peruana cercana a la frontera con Bolivia- era muy tarde para pasar la frontera -que sólo está abierta de 7 a 7- por lo cual nos tocó pasar la Navidad en Puno.

Ahora bien, como despedida del “Valle Sagrado”, visitamos uno de los sitios que ofrecía el boleto que compramos en Cuzco, las ruinas de Pikillaqta (que significa ciudad de pulgas) ¡Impresionante! De acuerdo con el folleto informativo es una antigua ciudad de la cultura Wari -preinca-. Tiene unas calles anchas con muros a los lados que se asemejan a la muralla China, construcciones con muros hechos en mortero de barro hasta de 8 metros de altura y algunos pisos en yeso que después de 1700 años aún se conservan. El recorrido lo tuvimos que hacer solos pues no nos ofrecieron guía, no sé si por ser el día de navidad o por encontrarse retirado de un asentamiento urbano.

Después de esta visita el camino fue cuesta arriba, por suerte estaba despejado y pudimos ver unos hermosísimos picos nevados que nos recordaron el logo de Alpina.

Luego de parar a almorzar, el horizonte oscuro y el inicio de la lluvia nos preocupó un poco pues sabíamos que íbamos a estar cerca de los 4.000msnm y esto podía marcar una gran diferencia térmica durante el recorrido; afortunadamente duró poco y el cielo se despejó por completo. Ya en la pampa peruana aparecieron en la ruta unas rectas impresionantes donde se podía ir un poco más rápido pero siempre con la atención puesta en el camino pues de repente aparecían rebaños de alpacas o de ovejas guiados generalmente por niñas o niños, quienes nos saludaban tan sonrientes y emocionados que nos hicieron saltar el corazón de alegría.
 
Puno también está a orillas del lago Titicaca y la altura es la misma de Copacabana. Cuando llegamos empezamos a buscar hotel, pero el tráfico es desastroso, casi la mitad de las calles del centro estaban cerradas para un mercado temporal con motivo de la navidad y estaba imperando la ley del más fuerte, todo el mundo se mandaba como podía para llegar a su destino, y como dice el conocido refrán “a donde fueres haz lo que vieres” pues tocó atravesarnos, mandarnos en contravía, pitar, madrear y demás cosas que una persona decente no hace -jeje-.

Ya instalados en el hotel, salimos a buscar un restaurante o sitio de rumba donde pasar la navidad, encontramos donde comer pero cerraron a las 10:30, entonces nos fuimos al único bar que no cerró temprano, Kamizaraki (bienvenidos en la lengua de las personas de los Uros), un bar de Rock que era atendido por un extrovertido peruano, que anunciaba pitos y voladores a las doce de la noche y creo que hasta un taco de dinamita. El bar era un lugar muy al estilo de estos bares -jaja-: la mayoría de los asistentes eran extranjeros como nosotros que no querían pasar navidad solos y las paredes estaban decoradas con mensajes de espontáneos o de viajeros que dejaban su recuerdo, obviamente en la pared quedo gravado un letrero de moteros 5/3.

A las doce de la noche el brindis de rigor con tequila y cerveza, los regalitos correspondientes (eh!) y a dormir. 

jueves, 3 de enero de 2013

Día 17: Directo al turismo en Cuzco


23/Diciembre/2012
Este día la idea nuestra era sacarle el jugo a la boletica y visitar la mayor cantidad de sitios que pudiéramos; en la mañana visitamos dos ruinas, la impresionante fortaleza de Sacysahuaman que está ubicada cerca de Cuzco y Qenqo. En la primera nuestro guía Roberto de una manera bastante apasionada nos hizo un recorrido fabuloso por el recinto ceremonial, que incluye varias terrazas de piedra en forma de rayo y las ruinas de las torres del sol y la luna que fueron desmanteladas por los españoles para construir la catedral.

Se dice que este recinto que posteriormente sirvió como fortaleza en la lucha contra los españoles, fue edificado por Pachacutec (el nombre Pachacutec significa transformador) el mismo que construyó la mayoría de ruinas Incas que se pueden visitar hoy en día, este gran Inca fue un visionario que contribuyó bastante a la expansión del imperio. El guía también nos llevó a una parte de las ruinas que muy poca gente visita: unos toboganes naturales que son realmente divertidos y una cueva de unos 9 metros de largo en la que no se puede ver nada de nada y es un poco atemorizante, ambos lugares muy divertidos.

Por su parte, en Qenqo, cuyo nombre quechua significa laberinto, al no contar con  guía lo recorrimos rápidamente basándonos sólo en la información que contenía el folleto que nos habían entregado con el tiquete, sobre la importancia que se presume tuvo este lugar como altar Inca.

Después de la visita de ruinas nos fuimos a visitar museos al centro de Cuzco, el más interesante es el de la Casa de Garcilaso de la Vega alias el Inca -jaja- quien fué un escritor de madre inca y padre español quien tiene unos relatos sobre su cultura que dan una visión diferente a las crónicas de los españoles. También se puede visitar un pabellón dedicado a José Gabriel Tupac Amaru II el último señor Inca quien fue uno de los héroes-precursores de la independencia Americana, a quien el 28 de mayo de 1781 condenan a ver morir a su esposa e hijos, cortarle la lengua y posteriormente amarrarlo a caballos de sus extremidades hasta la muerte; sentencia que nos recordó la dictada en Colombia contra José Antonio Galán líder de la revolución comunera.

Después de la visita de museos un descansito corto en el hostal, recoger la ropita limpia y rumbo a una muestra de danzas típicas que incluye el boleto y a la que sólo se puede asistir a las siete de la noche, la verdad es algo que vale la pena ver, es un grupo de música en vivo que interpreta ritmos andinos mientras un grupo de bailarines y bailarinas  profesionales hacen una muestra de las diferentes danzas típicas de varias regiones del Perú.

A la salida del teatro nos cayó un aguacero, que parecía que la profecía de los Mayas se estaba cumpliendo y como pasa en todo lado siempre que llueve es imposible conseguir un taxi, así que tocó esperar un rato a que pasara el aguacero y cuando no llovía ya tan fuerte caminar hacia el hostal, pero como Ana seguía mal de los músculos de la piernas (siempre es bueno hacer alguito de ejercicio de joven jaja), casi no puede llegar al hostal.

Como Lucho nos estaba esperando en el hostal para cenar, ya que él no había ido pues las danzas no son su fuerte -él creía que lo iban a poner a bailar, jaja-, salimos los tres a comer alguito mientras Ana revolcaba el botiquín en busca de algo que le aliviara el dolor. Finalmente después de comer pasamos a una “Botica” a comprarle algún medicamento a Ana que cumpliera la función de relajarle el músculo, desinflamarlo y calmarle el dolor, pero cuando llegamos ya estaba dormida por lo que decidimos no despertarla y seguir su mismo ejemplo. 

miércoles, 2 de enero de 2013

Día 16: Directo a recorrer el Valle Sagrado Inca


22/Diciembre/2012
Madrugamos para tomar el primer tren de regreso a Ollantaytambo, nuestro plan era recorrer ese día algunas de las ruinas ubicadas en el llamado “valle sagrado de los incas”. Durante el viaje en el tren le ofrecen a uno un pequeño refrigerio consistente en un café o mate, una bolsita con tajaditas o maní y algún dulce (eso lo hacen para justificar los 84 dólares), hasta ahí normal, en el viaje de ida nos atendió una azafata muy diligente nos preguntó si preferíamos mate o café y a los dos minutos había servido a todo el vagón lo que le habían pedido. Lo que no ocurrió con el auxiliar de este día, quien después de preguntar y escribir lo que cada uno quería volvió a los cinco minutos con un café y volvió a preguntar qué quería el resto, tras esto, llegó a los cinco minutos con algo que nadie le había pedido y entonces vuelve a preguntar, hasta ahí estaba hasta divertida la cuestión pero volvió otra vez con algo totalmente distinto, hasta que finalmente después de preguntar como seis veces trajo lo que se le dió la gana y terminamos tomando mate de manzanilla en lugar del mate de coca que queríamos; pero en fin, después de ver la incompetencia del señor ¿Que más se podía hacer? aceptar lo que nos había dado y ya –capaz y llegábamos a Ollantaytambo y continuaba trayéndonos manzanilla en lugar del mate de coca-.

Al llegar a Ollantaytambo nos empacamos como pudimos los cuatro en un moto taxi y rumbo a la “fortaleza” que queda ahí mismo en el pueblo.

Al llegar a la entrada nos tocó comprar un boleto de las dos opciones que ofrecen. Una que incluye cuatro sitios que uno escoja y cuesta 70 soles u otra que incluye dieciséis sitios y cuesta 130 soles lo malo es que no todos los sitios valen la pena, pero si hay más de cuatro que paga visitar así que compramos la boleta de dieciséis lugares y a tarifa plena pues acá no le hacen a uno descuento por ser de la comunidad andina y el carnet internacional de estudiante solo es válido para menores de veinticinco años.

La mal llamada fortaleza es una impresionante construcción que incluye terrazas de cultivo, templos,  depósitos de suministros y el parte del antiguo diseño de casas, calles y canales de agua, que hace parte del poblado actual, es muy interesante ya que allí se pueden apreciar varios tipos de trabajo de la piedra y además algo del estilo de construcción de Tiahuanaco que -de acuerdo con nuestra guía Berta- era superior al de los incas y cuando estos los conquistaron adoptaron sus formas de trabajar la piedra y las pusieron en práctica en el templo del sol de este lugar. Además como no se trata de una obra acabada -presuntamente por la llegada de los españoles-, en este sitio quedaron muchas evidencias de cómo los antiguos constructores realizaban el trabajo.

El recorrido duró aproximadamente una hora en compañía de la guía que pagamos -en esta no pudimos hacer lo mismo que en Machu Picchu pues no había nadie todavía- y luego otra media hora que hicimos nosotros solos. Aquí Ana empezó a ver las consecuencias de la subida a la montaña del día anterior, pues casi no podía subir y mucho menos bajar las escaleras de la ciudadela, que eran bastantes.

Luego de esto nos fuimos a recoger las motos y rumbo a Cuzco con escala en Moray, otro vestigio de la civilización Inca que de acuerdo con los estudios realizados era un centro de investigación agrícola muy avanzado para la época, que servía para la adaptación y mejora de semillas en diferentes pisos térmicos, aunque cuando uno lo ve por primera vez parece más bien un sitio de reunión para ocasiones especiales, pues por su forma circular y escalones pareciera más un estadio -jaja-.


La moto continuaba con el ruidito raro y  yo no sabía qué hacer por lo que opté por lubricarle la cadena y subirle la suspensión trasera y adivinen que… ¡¡¡funcionó!!! Mientras yo andaba en estos arreglos Lucho se consiguió dos admiradoras muy encantadoras quienes le arrancaron una sonrisa y  le robaron el corazón lo cual obviamente quedó registrado en una fotografía -jeje-.

Ya en Cuzco encontramos un hostal bastante cerca de la plaza de armas a muy buen precio se llama La Posada del Viajero y está bastante bien -no es de los mejores que nos han tocado pero aguanta- y ya instalados a buscar comidita y lavandería pues ya estábamos reciclando ropa de acuerdo a una prueba de olorímetro -la que mejor oliera se podía usar una vez más, jaja-. Con la pancita llena y con la promesa de ropa limpia al siguiente día, solo restaba un pisco sour y a dormir.

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