Moteros 5/3: 2012

lunes, 31 de diciembre de 2012

Día 15: Directo al encuentro con una de las Maravillas del Mundo: Machu Picchu

21/Diciembre/2012
Muy animados nos levantamos como a las cuatro de la mañana, salimos y todavía estaba muy oscuro, nos habían dicho que teníamos que estar media hora antes en la estación, y como por nada del mundo queríamos perder el tren, muy juiciocitos llegamos a tiempo. En la estación estaban vendiendo chocolate caliente con sanduchitos de pan con queso y como no habíamos desayunado, pues quién dijo miedo a comer se dijo. Lo que no calculamos es que el chocolate estaba literalmente hirviendo por lo que Ana, Beldys y yo quedamos con un lindo recuerdito en el paladar.
Llegamos antes de las siete a Aguas Calientes, con mucha pena, pues era el solsticio de verano y precisamente este día el sol entra a las seis de la mañana justo por una de las ventanas del templo del sol, pero ni modos, nos lo perdimos.

Nos dirigimos a la parada del autobús para subir a la entrada de la ciudadela (otro atraco 17 dólares ida y regreso) y a comprar los boletos de entrada que gracias al carnet de estudiante y a ser Colombianos nos salió mucho más barato, es lo único barato allí (porque esto si lo maneja el gobierno peruano y no un monopolio extranjero) diez minutos después estábamos allí, en el conjunto cerrado más exclusivo que jamás haya visto, los señores incas sí sabían cómo vivir.
Lo primero que he hecho las dos veces que he tenido la fortuna de estar allí, es imaginar cómo sería la vida en este sitio en tiempos del Inca, y siempre llego a la misma conclusión: ¡que bacano debió ser vivir en este sitio! por un costado la vista a una cadena de nevados y por el otro -en cambio también- el rio pasando a los pies de la montaña que  por lo pendiente de su cuesta da la impresión de que la ciudad estuviera volando. Contaba con lo último en tecnología de la época, como calendario, puntos de referencia que vendría siendo como el GPS, acueducto, observatorio, supermercado incorporado (solo era ir al huerto y recoger), jardines, templos a la vuelta de la esquina, un clima agradable -lo único malo es que por ser cabecera de selva llueve mucho-, en resumidas cuentas  “qué construcción tan volada”. La forma en que estos ingenieros y arquitectos no peleaban con el terreno sino que sencillamente se adaptaban a él, es algo que deberíamos aprender.

Después de pensar todo esto en mi cabeza, a lo que vinimos, a gorrear guía -jiji-, ya que no pagamos este servicio debido al dicho común de la tierrita “donde comen tres, comen cuatro”, pues donde escuchan seis, escuchan diez -jaja- y tan solo hay que hacerse el que está tomando fotos y ya. Así hicimos la primera parte del recorrido por la ciudadela. Como la primera vez que fui no pude subir a ninguna de las montañas cercanas a la ciudadela no podía dejar pasar esta oportunidad, así que después de aprovechar al máximo nuestra visita guiada, empezamos el ascenso a la montaña Machu Picchu de la cual se han tomado las fotos más conocidas de la ciudadela; la subida es brutal es como subir el edificio Colpatria unas tres veces, lo único es que se hace rodeado de bosque nativo y respirando aire puro, además con una vista inigualable, gracias a Dios el cielo estuvo despejado la mayor parte del tiempo -el camino me trajo recuerdos de mi niñez-.

Lucho se nos perdió en la ciudadela, Ana se quedó en la primera estación y dijo que continuaría a su paso, finalmente sólo quedamos mi esposa y yo, ascendimos a buen paso y gastamos poco menos de hora y media entre foticos, paradas de descanso y los ánimos que nos daban las personas que ya venían cuesta abajo. 

Al conquistar la cima, los que ya estaban allí nos saludaron calurosamente, a pesar de ser de múltiples lenguas y nacionalidades no se podía negar una sonrisa ni un saludo a nadie, todos estábamos en este sitio como hermanos y hermanas, como humanos que somos admirando las maravillas de la naturaleza, habíamos conquistado la montaña -siii- cada quién con una intención distinta e igualmente respetable: algunos esperando un cambio en el universo de acuerdo con la profecía Maya, otros una conexión directa con el Inca mediante el ritual de enterrar el cristal (se dice que al enterrar un trozo de cuarzo en la montaña y conservando una parte del mismo, se tendrá siempre una conexión con Machu Picchu, como dijimos nosotros al saberlo “wi fi directo”), otros -como nosotros- simplemente por disfrutar de un lugar tan mágico rodeado de historia oculta que ningún arqueólogo podrá saber a ciencia cierta -mejor así pues queda mucho para la imaginación-. Lo cierto es que al tocar con nuestros pies las mismas piedras que tocaron hace cientos de años los pies de nuestros ancestros sentimos su energía.

En la cima compartimos con algunos hermanos Peruanos, Argentinos, Japoneses -entre otros-, historias de vida, pensamientos, mientras esperábamos que la montaña abriera el telón para observar desde el pico ubicado a 3080 msnm la centenaria construcción, pero... esto nunca pasó. Llegó el medio día y el guarda parques nos dijo que teníamos que bajar pues no podía estar nadie después del medio día arriba; curioso personaje éste: un inca como muchos que se siente orgulloso de su raza, que entre otras cosas nos contó que la montaña cada año se cobra su tributo de sangre, pues cada año según él muere algún turista en dicho lugar por causa natural o por accidente –aunque las investigaciones arqueológicas no han encontrado indicios de que en Machu Picchu se realizaran ofrendas humanas sino sólo de animales como las llamas-.

Para nosotros no importó el hecho que la montaña hubiese estado nublada, simplemente fue disfrutar el camino, la naturaleza y la ofrenda de dar algo de cada uno de nosotros por conquistar la cima, esa fue nuestro tributo a la montaña. 

Al bajar, nos enteramos que Ana también hizo una ofrenda bastante grande, pues a pesar de su estado físico no renunció y casi logra la cima, aunque la bajada le pasaría factura más adelante.



Después del duro descenso hicimos, otro recorrido por la ciudadela -no todos los días se está en Machu Picchu-, eso sí nos llovió toda la tarde. Finalmente, ya a eso de las 4 de la tarde no encontramos a Lucho así que tomamos el autobús de regreso a Aguas Calientes, para almorzar  -como se ha vuelto costumbre- cerca de las cinco de la tarde y a buscar hospedaje, pues nuestro tren de regreso estaba programado para las cinco de la mañana del siguiente día.

El día terminó con un paseo por Aguas Calientes con el grupo reunido y una copa de vino en el hotel.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Día 14: Directo a Ollantaytambo


20/Diciembre/2012
Salimos de Chalhuanca rumbo a Aguas Calientes, que es la puerta de entrada a Machu Picchu. Nuestra idea era llegar a Ollantaytambo dejar las muñecotas allí y luego tomar el último tren hacia Aguas Calientes pues nos habían dicho que era el más barato de todos los que ofrecían para turistas.


Salimos  como a las nueve de la mañana y el tramo entre Chalhuanca y Abancay me lo disfruté muchísimo  -me imaginaba corriendo una pista de Moto GP en un juego de video- el trazado era magnífico.  A un costado tenía las montañas y al otro el río  estaba lleno de curvas pero con un buen peralte y un radio de giro excelente, se podían tomar a 110 Km/h sin ningún inconveniente, y la vista era hermosa; nos rindió bastante en este tramo, ojalá todo el camino hubiera sido igual.

Después de pasar Abancay nos tocó hacer unos arreglos de camino ya que la moto tenía un sonido muy extraño desde hacía varios días. Finalmente luego de desbaratar algunas partes y descartar un daño serio, pero sin encontrar el origen del ruido, continuamos y el sonido disminuyó (esta etapa la llamo jugando al mecánico jeje).


Llegamos prácticamente hasta Cuzco para tomar el desvío a Ollantaytambo y de camino aparecieron ante nosotros unos bellísimos picos nevados de un blanco inmaculado, que no podíamos dejar de fotografiar.

Lo único malo fue que al parar a tomar la foto me quité las gafas de fórmula (que estaba usando ese día por descansar de los lentes de contacto) y cuando reiniciamos el recorrido las olvidé encima del tanque de la moto, y ya se imaginarán lo que encontré cuando me devolví a buscarlas unos cientos de metros después.


Finalmente llegamos a Ollantaytambo, conseguimos “cochera” para las motos y nos fuimos para la estación del tren, que por cierto es un atraco directo al turista -y lo peor es que ni siquiera es de peruanos la empresa-. Allí nos dijeron que ya no habían boletos para el último tren, que la única opción era tomar el primero del siguiente día, a solo 84 devaluados dólares por la ida y regreso, y pues ni modo tocó aceptar.

Con el rabo entre las patas volvimos al hostal donde habíamos dejado las motos. A Ana y a Lucho les tocó sacar sus dotes de “caquitos” para ingresar a la habitación pues no había llaves, entonces tocaba por una ventana. 

Cansados y con la idea de madrugar a tomar el tren rumbo a uno de nuestros principales objetivos, pegamos el ojito muy temprano.  

Día 13: Directo a Chalhuanca y al cambio de clima


19/Diciembre/2012
Este día fue el más duro que hemos vivido en todo el recorrido, nuestro objetivo era Chalhuanca o si podíamos hasta Ambuqui, pero ya no iríamos por la costa sino que empezaríamos el terreno de cordillera así que salimos temprano. 


Saliendo de Nazca, entramos a la reserva natural de la pampa, para la que de acuerdo con los toures que habíamos averiguado el día anterior nos cobraban 90 dólares por llevarnos y no prometían que se pudieran observar las vicuñas que son el principal atractivo de este sitio, y ahí estábamos nosotros sin pagar un solo peso observando manadas y manadas de hermosas vicuñas que nos observaban con algo de curiosidad desde ambos costados de la vía.


Pero como después de los gozosos vienen los dolorosos empezó la odisea, sabíamos que pasaríamos algo de montañas, pero jamás nos imaginamos lo que nos esperaba. Poco después de tomarles fotos a nuestras curiosas amigas -la vicuñas- empezó a llover, entonces paramos para ponernos la ropa impermeable -sin prepararnos para el frio que empezaría-.

La pendiente del terreno se incrementó y con ella las bajas temperaturas, la neblina se cerró hasta el punto que no veíamos nada, y como ya era medio día paramos para tomar algo caliente en un restaurante ubicado en medio de la nada con la única indicación de tener una tractomula estacionada enfrente –buena señal-, menos mal paramos allí pues, como nos informaron después, desde ese punto hasta nuestro destino no se conseguía prácticamente nada.


Y como diría la canción “y llovía y llovía” el ascenso siguió hasta cuatro mil setecientos metros y la nieve apareció y con ella la carretera congelada, la vista maravillosa, pero este fue el momento más crítico pues las llantas se movían, nuestras manos estaban congeladas y el frio nos calaba los huesos y nada que empezábamos a bajar. Menos mal unos minutos más tarde empezó el descenso, apareció un ratico el sol y sentimos el pequeño cambio de temperatura, adicionalmente después apareció un caserío y allí un pequeño restaurante donde pudimos calentarnos un poquito con un mate de coca que nos devolvió el alma al cuerpo.

Reanudamos la marcha ya un poquito más recuperados, igual la lluvia nos acompañó el resto del recorrido; llegamos a Chalhuanca como a las cuatro de la tarde, mojados y con frio, conseguimos hotel y menos mal tenía un balcón grande pues nos tocó poner a secar toda la ropa impermeable. Después de instalarnos salimos a comer algo calientico, como la especialidad de la casa era trucha pues a comer se dijo, eso sí acompañada de un vinito local que nos sentó de maravilla.

Como bonus track, les contamos que a pesar de hablar el mismo idioma que en Perú, en algunos momentos nos ha costado entendernos ya que cuando preguntamos hostal con parqueadero, nadie nos entiende aquí le llaman cochera, otros ejemplos son: a las bombas o gasolineras les dicen grifo, y a las vías pavimentadas pista.

Día 12: Directo Nazca e Intermedias


18/Diciembre/2012
La mañana nos sorprendió con una hermosa frase que estaba en el individual del restaurante donde tomábamos el desayuno (incluído en el precio del hostal) “El mundo está en las manos de aquellos que tienen el coraje de soñar y de correr el riesgo de  vivir sus sueños”; la que nos llenó de orgullo y motivación al saber que estábamos corriendo ese riesgo.

Otra vez haciendo uso de nuestro GPS abandonamos Lima sin contratiempos, como siempre el viento hizo su aparición pero ésta vez acompañado de una lluvia de arena que fué todo un espectáculo para la vista, aunque no tanto para nuestros pulmones ya que literalmente comimos arena.


De camino, pasamos por la zona de los viñedos y por un pueblito llamado Pisco de donde es originario el famoso licor peruano; allí Ana encontró algo que se llama mistela pero esta no era como la que prepara su mamá, sino que era una especie de vino dulce.

A pesar del viento y la arena nos rindió bastante y llegamos a Nasca. A la mitad de la tarde, nos encontramos con las famosas y misteriosas líneas, unos 20 km antes de la parte urbana, donde está ubicada una torre que sirve de mirador, y allí una fila de japoneses que por dos soles estaban ascendiendo a la cúspide para deleitarse tomando fotografías, que al parecer es uno de sus mayores placeres; nosotros obviamente tampoco nos resistimos e hicimos el ascenso, al llegar al punto más alto nos sentimos un poco decepcionados pues sólo se observan dos de las famosas figuras (manos y árbol); que la verdad sí son muy misteriosas.


Después de esto nos dirigimos al pueblo y ya allí a buscar donde quedarnos, cerca del centro encontramos el hotel La Encantada que la verdad estaba de lujo, buen precio, internet, garaje y las habitaciones cómodas y limpias, lo único malo fue que fuí acusado de tentativa de homicidio de un cactus adulto, ya que dando reversa, con la moto arrollé una matera que tenía una señora en la calle y splash el cactus salió volando; en fin el chistecito me costó 30 soles.

Luego de instalarnos y ponernos algo más presentable, fuimos a dar el respectivo tour por la Plaza de Armas y sus alrededores. Como queríamos tomar una avioneta para ver todas las líneas fuimos a una agencia de turismo pero nos sacaron corriendo de allí con los precios que nos dieron, ya que el vuelo más barato costaba 85 dólares mas un impuesto de 20 dólares y así por el estilo eran los demás que ofrecían, un poco desanimados por los costos nos dirigimos a hacer algunas compras de souvenirs sobre las líneas y a tomarnos fotos en el parque donde estaban representadas las más conocidas ya que en conclusión, no íbamos a volar.





Por último, a seguir probando las delicias culinarias de Nasca acompañadas de un delicioso Pisco sour. 

lunes, 24 de diciembre de 2012

Día 11: Directo a los lugares turísticos de Lima


17/Diciembre/2012
Como habíamos decidido descansar, este día no madrugamos; además el desayuno que incluía el Hostal Flaying Dogs -donde nos hospedamos- era a partir de las 8 de la mañana y ¡¡¡era normal!!! Huevos, café y tostadas por fin nos volvían a ofrecer en el desayuno algo así y no seco de cordero, pescado frito o estofado de pato.

El grupo se dividió en dos por un lado Lucho y yo salimos a eso de las 10:00 rumbo a buscar un mecánico, en Lima abren tardecito. Lo primero fue localizar el siete de agosto limeño que por fortuna no estaba lejos del hostal donde nos quedamos, lugar en el que finalmente encontramos quién me adaptara el rompe vientos para poder instalarlo en el hostal, la verdad quedó muy bien.


Y en otro punto de la ciudad Beldys y Ana visitaban algunos puntos turísticos ubicados en Miraflores, que nos mencionaron en el punto de información. Uno de ellos y el único que alcanzaron a visitar fue la Huaca Pucllana ubicada dentro de la ciudad:

Camino hacia la Huaca nos fuimos por toda la Avenida Arequipa que es como el park way de Bogotá, pero más larga, con ciclo ruta al centro, sillas en los costados, muchos árboles, en fin todo un placer caminar por ahí. Descubrimos que a los alrededores de esta avenida se ubican varias embajadas y residencias de embajadores/as, entre ellas la de Colombia: también nos encontramos con la calle Avenida República de Colombia. Luego de una hora de caminar por esta avenida (cuando nos habían dicho que la huaca era cerca)  descubrimos que habíamos cambiado de sector, ahora estábamos en San Isidro que también tenía una huaca -pirámide- pero estaba cerrada; ya que la mayoría de museos públicos los cierran los lunes.

Como ya habíamos caminado y estirado las piernas, decidimos tomar un taxi hacia la Huaca Pucllana. Cuando llegamos fue sorprendente observar la majestuosidad de una pirámide parcialmente explorada en medio de una zona residencial estilo Teusaquillo. Ingresamos y aprendimos que la cultura indígena de esta pirámide no era Chimú, ni Moche -que habíamos conocido en días anteriores- sino la cultura Lima, que tenía como principal deidad el mar -de donde obtenían su alimento- representada en femenino como símbolo de fertilidad, ya que al permanecer Lima nublada el sol era poco conocido y la luna raras veces se veía en las noches. También nos informaron que la exploración de la pirámide lleva apenas 4 años, que ésta cultura existió simultáneamente a la Chimú y la Moche, es decir es preinca. Ahora bien, en cuanto a formas de adoración, sacrificios, alimentación, organización social y familiar poligámica, eran similares.

Más tarde nos encontramos todos en el  hostal y salimos juntos a recorrer el hermoso centro histórico de Lima, visitamos la plaza de San Martin, La Plaza de Armas, el museo de la Catedral donde se encuentra la tumba de Francisco Pizarro, tirano y asesino de indios al que le rinden honores aún hoy (las cosas de la diplomacia) como el “respetado fundador de la ciudad” -¿y la cultura Lima?-, además visitamos el museo de la Inquisición.


Después de una tarde de mucho aprendizaje llegó el momento de algo de ocio y diversión y qué mejor lugar que el restaurante La Rosa Náutica ubicado dentro del mar. El sitio es estupendo, la vista increíble y la atención muy buena, la comida ni idea jaja pues no alcanzó para tanto. Recuerden que somos viajeros de bajo presupuesto, pero ahí juntando moneditas nos pudimos tomar un “pisco pisquini para salir rasquini” como diría Ana (pisquini realmente existe, no es producto de la borrachera o rasca es un Martini hecho a base del trago nacional del Perú, el pisco) y que no se diga que no nos codeamos con la crema y nata de la sociedad peruana jeje.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

Día 10: Directo Lima


16/Diciembre/2012
La idea de este día era salir temprano para poder llegar a Lima a ver la final de fútbol Colombiano; entonces el recorrido no tenía paradas programadas, aunque es inevitable detenerse a estirar las piernas o los brazos para no estar todo el día en la misma posición, el paisaje adivinen… ¿cual fue? Si. ¡muy bien!... desierto y vientos huracanados a la orden del día.

El desayuno fue en el hotel; bueno, menos el de Lucho que no toma nada pesado en la mañana para no engordarse -jajaja-. Salimos de Chimbote acompañados de un delicioso hedor a pescado salado e intenso que la verdad no sé cómo se lo aguantan las personas que viven allá, por fortuna no es en toda la ciudad; pues el día anterior no lo percibimos cuando llegamos.


Ya de camino, durante una parada técnica de estiramiento y fotografías, nos alcanzó un personaje bastante particular. Un japonés llamado Takahiro Sanui  quien llevaba diez años trabajando para una compañía y simplemente dijo no más, armó maletas y arrancó su travesía. Lleva 11 meses viajando a lomo de una Suzuki 400 tipo enduro, que pareciera como si se fuera a desbaratar, con unas alforjas raídas por el uso, una cámara encima de su casco para registrar sus aventuras y un espíritu libre como el mismo viento del desierto. Hmmm… ¿Y nosotros nos hacemos llamar aventureros?  Su viaje inició en San Francisco, EEUU y va a terminar quién sabe cuándo, pues tiene planeado bajar hasta Argentina, enviar desde allí su moto en avión a Europa para recorrerla toda y luego volver a casa.



Con Takahiro rodamos hasta Lima, nos contó algunas historias compartiendo unos trozos de mango -cultivados en el desierto- que compramos a la orilla de la ruta. Lo que me recuerda que durante el camino vimos diversos cultivos en el desierto: caña, mangos, yuca, totora, tomate, entre otros de clima cálido, que nos trajeron a la mente las palabras de nuestra guía Maritza sobre el uso de sistemas de riego similares a los que tenían las antiguas culturas peruanas. En fin, nuestro nuevo compañero, nos acompañó hasta que conseguimos hostal y luego partió donde un amigo suyo quien le tenía preparado hospedaje y lo ayudaría con la reparación de su motocicleta. Así que desde aquí ¡un saludo y feliz viaje!


Ya en Lima, nuestro GPS otra vez nos sacó de apuros (gracias a mi hermano por habérmelo prestado y también a mi esposita que se ha convertido en una experta navegadora) la verdad ha sido súper útil y ya no tenemos que parar a estar pidiendo indicaciones.

Este día fue de contrastes, primero me pasó un incidente con la moto que me dejó con el ánimo por el suelo, pues se me cayó de la manera más estúpida del mundo. Estando parqueado esperando para ingresar al hostal, se me ocurrió la brillante idea de bajarme, pero como por el lado izquierdo venían carros, traté de hacerlo por el otro lado (lado que no tiene soporte de apoyo) y no sé cómo carajos se me enredó un pie e impulsé la moto hacia el lado derecho y ¡¡¡splash!!! Al suelo, pero no sin antes golpear contra la parte trasera de un carro y ante mis ojos atónitos se destruyó el cortavientos (Cúpula, Visor, o Panorámico) inferior, por fortuna el superior no se alcanzó a romper. Tocará mirar mañana cómo adaptarlo.

Después de esto, buscamos almuerzo-cena y la forma de ver el partido de la final de fútbol colombiano. Nos decidimos por un restaurante de la calle de las Pizzas, ubicada en el parque Kennedy en Miraflores; seguimos probando la comida peruana: comimos causa de pollo (puré de papa amarilla relleno de pollo), parihuela (un tipo de sopa con mariscos) y anticuchos (pinchos de corazón de res); las niñas no tocaron nada que tuviera pescado ni en el nombre, por aquello de los malestares estomacales. Como toda la comida peruana, estuvieron buenísimos; aunque concluimos que algunos no son para todos los gustos, como fue el caso de los anticuchos. Y al cierre de la velada… llegó una inmensa alegría que borró cualquier otra dificultad, ya que mi equipo del alma se coronó campeón después de más de veinte años de sequía ¡Gracias muchachos por esa alegría! aunque me dolió no haber estado en Bogotá para celebrar este triunfo, les comparto que para mí fue toda una odisea encontrar wi-fi y ver el partido por internet, pero finalmente se logró acompañar al azul en esta gran victoria.

El hostal estuvo bien por ubicación y precio aunque era un dormitorio compartido. Debido a los arreglos que hay que hacerle a la moto decidimos quedarnos un día más en Lima. Pero el día no podía cerrarse sin una pequeña pero sentida celebración  de la estrella 14, por lo que cerramos el día tomándonos una cervecita en honor de Millonarios ¡Salud!  

martes, 18 de diciembre de 2012

Día 9: Directo al conocimiento precolombino


15/Diciembre/2012
Nos levantamos no muy temprano, a pesar que nuestra jornada era larga pues teníamos casi 400 kms. por delante antes de llegar a Chimbote y por si fuera poco queríamos visitar las ruinas de la ciudad de Chan Chan que están ubicadas cerca de la ciudad de Trujillo que es más o menos la mitad del camino. A las ruinas llegamos poco mas de las once y la verdad quedamos sin palabras. Es una ciudad inmensa con siete palacios construidos en adobe por la civilización Chimú en 1.300 d.C, que ocupan casi 30 km cuadrados. Es reconocida como la ciudad precolombina más grande de América y la mayor de adobe en el mundo; lo que quiere decir que cuando los españoles llegaron, las ciudades que encontraron en América eran más grandes que las que ellos tenían en su país “y nos llamaban salvajes -creo que los salvajes fueron otros”. El recorrido fue guiado por  Maritza una mujer peruana muy apasionada por su cultura y orgullosa de su raza que la verdad hizo del recorrido algo muy enriquecedor. Por ejemplo nos enteramos que “huaca” significa templo dedicado a los dioses o lugar sagrado y, que la cultura Chimú desarrolló algodón natural de colores: blanco, crema, marrón, verde claro y rosado.

De ahí partimos hacia Trujillo pues nuestra guía nos dijo que no podíamos irnos sin conocer su Plaza de Armas ni haber ido a las Huacas del Sol y de la Luna que estaban a unos 10 kilómetros de la ciudad.



Efectivamente la plaza es muy hermosa y colorida, y las huacas fueron un regalo inesperado pues no pensábamos ir a verlas ni sabíamos que existían. Son dos templos en forma de pirámide sencillamente impresionantes, fueron construidas por la civilización Moche años antes de la civilización Chimú. Los templos del sol y de la luna a pesar de estar saqueados por los invasores están muy bien conservados. En el del Sol están haciendo trabajos por lo que no pudimos ingresar, el único que está abierto para visitantes es el de la Luna, en el que además de la imponencia de las estructuras también pudimos observar las pinturas indígenas con colores naturales: azul, rojo, amarillo, negro, blanco.



Luego de visitar estos lugares sagrados y alimentar nuestro espíritu con conocimientos de nuestros antepasados peruanos -algo debemos tener de ellos-  nos fuimos a alimentar nuestro cuerpo que ya estaba algo débil. Almorzamos en las cercanías de las huacas de sol y la luna con comida típica peruana: chicharrón de pescado y una especie de asado cocido bajo tierra, todo muy rico.

Y ahora sí a coger camino rumbo a Chimbote, pero… Tanto conocimiento antiguo nos hizo olvidar los avances tecnológicos y que teníamos intercomunicadores, lo que llevó a que en el momento de tomar nuevamente a la Panamericana unos paráramos por gasolina y los otros siguieran la carretera sin vernos. No se imaginan la angustia, nos habíamos separado unos cuantos kilómetros una moto de la otra y sin vía de comunicación ya que a esa distancia los intercomunicadores no funcionan…. ¿Y ahora?

Pues nada, a los que íbamos atrás nos tocó acelerar para tratar de alcanzar a Lucho y Ana, confiando en que ellos pararan o disminuyeran la velocidad al ver que no nos veían y nunca nos hemos separado tanto -siempre en el camino cuando nos dejamos de ver, paramos a esperarnos unos a otros-. Menos mal -al no vernos- ellos habían parado a preguntar si iban por la vía correcta y pudimos alcanzarlos unos 30 minutos después.

Finalmente, como a eso de las ocho de la noche, arribamos al mayor puerto pesquero de Perú a buscar dónde hospedarnos. Encontramos el Hotel Cantón cerca al puerto en el que pasamos la noche.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Día 8: Directo Chiclayo e intermedias


14/Diciembre/2012
Las cervezas del día anterior nos dieron duro, pero igual nos levantamos dispuestos a llegar a Chiclayo lo más pronto posible.

El recorrido en la mañana fue más bien tranquilo, paramos a desayunar delante de Máncora en un paradero de camiones, en ese momento Lucho y yo ya casi volvíamos del país de las sombras, (que guayabo). El desayuno fue poco -como era de esperarse en nuestras condiciones- pero eso si acompañado de una gaseosa dos litros y una jarra de limonada, porque qué sed la que hace en el desierto -más la resaca, jajaja-.

Creíamos que ya conocíamos el viento del desierto, qué equivocados que estábamos. Tomamos el desierto nuevamente y fue ahí donde apareció el famoso viento del que hablan en internet los moteros que han hecho este viaje, es algo de locos, parece que el casco quisiera salir volando de la cabeza, todo el tiempo nos tocaba llevar la moto inclinada hacia el lado opuesto al viento y cuando se adelantan camiones viene la mejor parte: al principio el camión corta la corriente de viento produciendo una succión hacia él y cuando uno lo pasa retoma la corriente, lo que empuja la moto al otro lado, requiriéndose hacer fuerza para volver al carril y además no salirse de la vía.

En fin, con todo y esto el paisaje es indescriptible, una imagen digital no captura la majestuosidad y la belleza que nos brinda el desierto, esa danza constante de la arena formando hermosas dunas que viajan como nómadas eternos siguiendo siempre la dirección del viento, los colores de diversos tonos que van del ocre al rojo, contrastados con el azul infinito del cielo, es una vista que quedará grabada en nuestras mentes por siempre.

También entre la belleza del paisaje y a pesar de las condiciones tan difíciles que se presentan para vivir en un desierto, pudimos divisar en el camino pequeños pueblitos casi tapados por la arena, donde habitan personas, que la verdad ni idea como sobrevivirán allí.

Nos rindió bastante, estuvimos en Chiclayo también llamada la “Ciudad de Amistad” como a las tres de la tarde. Durante el camino una abeja se suicidó contra el brazo de Beldys, no sin antes dejarle su recuerdito y por si no fuera poco con su malestar digestivo ahora tenía un piquete de abeja.

Conocimos el centro de la ciudad ya que quedamos hospedados cerca de la Plaza de Armas, en el Hotel Oasis al que muy amablemente nos guió un taxista muy pintoresco, que nos sacó más de una sonrisa. Es una ciudad bastante tranquila, no muy grande pero en materia de fotografía parece que está muy bien surtida, por fin encontramos el filtro para el lente de nuestra cámara, pues lo habíamos buscado como locos en cuanta ciudad grande habíamos pasado y nada; pero allí sin estarlo buscando apareció, además la batería de la cámara de Ana, quien pudo comprobar con mucha felicidad que todavía funcionaba.

En este día no hubo copas antes de dormir, por obvias razones.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Día 7: Directo a descansar en Máncora


13/Diciembre/2012

Hoy no tomamos carretera, simplemente a descansar en la playa, aunque teníamos pendiente una revisión de las muñecas en la mañana Lucho y yo, tocó ponernos el overol y hacerles mantenimiento de rutina (apretada de tuercas, engrase y tensión de cadena).

Beldys amaneció enferma del estómago, creo que el cambio de comida no les ha favorecido a las mujeres del grupo, menos mal era día de descanso. Ya en la tarde salimos a pasear por Mancora para averiguar hostal para el 31 de Dic, que lo pensamos pasar allí, pero nos desalentaron un poco los precios, según parece todo Perú se va por estas fechas a pasar el fin de año allá por lo tanto los precios se disparan, así que no sabemos si podamos pasar las fiestas de fin de año en Mancora.


Después a disfrutar de la gastronomía en la playa con un delicioso Chupe de langostinos, como no, acompañado por una Cusqueña, siiii!!!!. Después tocaba probar el Pisco Sour, y otra cusqueña y en fin se fueron consumiendo las botellas como diría “el Chente” jeje.

Ana no se acordó que por lo general cuando sale el sol la piel se puede quemar, por consiguiente ahora exhibe un hermoso color de camarón a la plancha. En la noche nos entregaron la ropa limpia, menos mal encontramos una lavandería porque ya olíamos a francés.

Disfrutando del fiestero ambiente del Loki, Lucho y yo cerramos este gran día con unas cuantas cervezas más…


viernes, 14 de diciembre de 2012

Día 6: Directo Perú ¡¡¡¡¡Entramos al Segundo País!!!!!

12/Diciembre/2012

El día empezó con un poco de preocupación porque teníamos que atravesar la frontera entre Ecuador y Perú; de la cual no tenía yo muy buena experiencia (era horrible), hace años cuando la crucé con mi primo Edwin y mi prima Patricia (en plan de mochileros), la verdad creímos que mínimo nos dejaban en cueros; por ésta razón quería que pasáramos la frontera temprano.  Madrugamos, nuestro amigo Felipe salió a despedirnos y desearnos buena suerte. De nuestra parte sólo agradecerle lo buena persona que es y despedirnos con la promesa de visitar su hotel “Nuevo Elizabeth” en Galápagos en una próxima oportunidad. Gracias por toda la ayuda que nos brindó y los consejos recibidos.

Casi tenemos nuestra primera baja por enfermedad, pues Ana María amaneció de muerte (el típico cambio de agua o de comida cobró factura en su estómago) pero igual a sorpresa de todos sacó su entereza y arrancó como estaba, a la hora programada.

Sabíamos que teníamos por delante una jornada bastante extensa para lograr pasar la noche en Máncora así que tomamos ritmo constante al límite de 100 km/h y la verdad nos fue bastante bien, estuvimos en la frontera al medio día y ohhh sorpresa la frontera que pasamos parecía de otra galaxia. Yo no lo podía creer, sobre la vía que tomamos había un  puesto de control donde se hacía todo de una vez, salida de uno (Ecuador) e ingreso  al otro (Perú), de una manera ágil y segura, sin funcionarios corruptos, ni gente acosadora por ningún lado. El ingreso de las motos, súper fácil, sólo pidieron papeles a nombre de uno y ya; el Soat lo venden ahí mismo, eso sí, más caro que en el Ecuador.

Después de la sesión de fotos en la frontera…. a comer mariscos, siiiiii, uno de los objetivos a cumplir en Perú. Nuestra primera parada fue en Tumbes, pues no habíamos podido cambiar soles ni en Colombia, ni en Ecuador. A estas alturas Ana ya tenía colores, pero el único marisco que pudo soportar estaba en el plato de sus vecinos (que embarrada por que el ceviche estaba delicioso). Ella se recuperó con un caldo de carne, superpoderoso!!!!

El desierto hizo su aparición y con él los fuertes vientos, por esto se tiene que andar más prudentemente, pero ya  estábamos advertidos de este fenómeno, las carreteras no son iguales que en el Ecuador pero están bien.




A eso de las seis de la tarde arribamos a Máncora, hermosa ciudad peruana, nos hospedamos en el hostal Loki del Mar que es de cuartos compartidos, pero ofrece muchas actividades y sus instalaciones son muy buenas; además del precio.





Al calor de unas copas -como ya es costumbre- acabó nuestro día en Máncora.



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